Manera de una psique sin cuerpo by Macedonio Fernandez

Manera de una psique sin cuerpo by Macedonio Fernandez

autor:Macedonio Fernandez [Fernandez, Macedonio]
Format: epub
Tags: prose_contemporary
editor: www.papyrefb2.net


Capitulo V. En que la muerte puede no existir, o capítulo que puede verificar un Congreso

Científico ad-hoc

La muerte no es fatal; y, como el mundo no se extingue aunque se ejercite y luche por ser cada día así la vida puede gastarse y crearse, sin minusvalía, dentro de la misma figura individual. El doctor Carrell, sabio Novel, admite que la plegaria pro-alud de alguien, aun sin participación activa ni pasiva del beneficiario, puede restituir la salud de un enfermo grave; ¿por qué no admitir un efecto semejante para la presencia de un pan en manos de una solícita sobrina?

Se le puede llamar milagro o se le puede llamar naturaleza, el doctor Carrell no necesita refutar el capítulo de Hume contra las excepciones a la vigencia de leyes inmutables, ni invocar a un escamoteador pasajero de estas leyes o un desgano del Orden del Mundo: el sabio comprueba y, aunque no lo ha hecho, puede reconstruir la serie secuencial que partiendo del pensamiento o fe de una persona epiloga en la restauración de procesos viscerales en otra,»ausente física o psíquicamente. El doctor Carrell debe saber que una sensación o sensación-emoción (la del pan fresco) sumada a otra emoción (la noticia, para Reyes, de que su sobrina tiene ahora todos los días apetito de pan a la hora de sus visitas; emoción derogatoria de una inhibición candado o rinoceronte), puede producir efectos orgánicos, como produce toda (emoción y sabe cualquier manual de psicología; cuyos trastornos, a su vez, en el caso de estas emociones muy serias, pueden modificar totalmente procesos anatómicos o fisiológicos, restaurar tejidos, desvanecer efectos traumáticos... (Una orden incondicional de un médico cura a una histérica que jura que no ve y en efecto no ve, a pesar de la sanidad de sus ojos, nervios y centros corticales.) A veces un levísimo accidente, un neurisma, vuelca pata siempre a un hombre, que no registra traza visible

de mal orgánico alguno; a veces una pequeña infección puede lo mismo. Pero a veces —y tantas veces como infartos y ostiomielitis— ocurren accidentes positivos y la sensación de un vino o la presencia de un pariente, o una noticia, rejuvenecen en 40 años a un alma y un cuerpo, lo que equivale a un renacimiento absoluto aunque por economía u otras causas se aproveche para esta natalidad la forma viviente que ya existía. Todo esto puede ser corroborado por cualquier congreso científico que se convoque para estudiar el caso de Solano Reyes.

O sea: la vida no va hacia la muerte; la vida está en un equilibrio y a veces va hacia la vejez y a veces hacia la niñez (a veces, en un baobab, alcanza duraciones que cuarenta generaciones de hombres no alcanzan a medir). Así se lo observa en un examen imparcial sin sugestionarse por la aparencialidad. Se me ocurre aún recordar que una emoción puede madurar instantáneamente si no el embrión sí su momento de cambiar de cosmos (matriz a mundo exterior): un susto en la



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